viernes, noviembre 23, 2007

El Sheraton y mi Abuelo II

Las condiciones que posibilitan su construcción nacen junto con la caída del peronismo. Según Leonardo Contreras, “hacia 1956, la Dirección de Arquitectura y Urbanismo observó el desaprovechamiento de los terrenos de Catalinas Norte, resolviendo la recuperación y transformación del área limitada por las calles Eduardo Madero, Córdoba, Leandro N. Alem y San Martín” . Era el inicio de un proceso de inserción de la ciudad en el contexto internacional a través de la llegada incipiente de los capitales extranjeros.

El nombre de Catalinas Norte se debía a que estos lugares eran los terrenos que la Sociedad Anónima The Catalinas Warehouses and Mole Company Limited tenía en el barrio de Retiro. Se trataba de una sociedad que había sido formada en 1872 por Francisco Seeber con el objetivo de levantar una aduana particular en la zona de Retiro y un muelle a la altura de la barranca de la calle Paraguay. De manera que la denominación de esas tierras expresa también la dinámica conflictiva imbricada en los proyectos de urbanización ubicados alrededor del estratégico del puerto de Buenos Aires.

El rascacielos Cavagnha, la torre de los Ingleses, la Plaza San Martin, la Estación Retiro, el Sheraton, Puerto Madero, la (molesta) Villa 31, son los nodos principales que conforman el espacio de frontera, la puerta de acceso a la alteridad y del otro. El Mercado, los inmigrantes, los viajes… esa alteridad que en algunos aspectos parece penetrar los territorios que tradicionalmente eran pensados como locales y que en la actualidad, a través de sus fuerzas centrífugas, descompone la ciudad en bloques globales de negocio inmobilarios y culturales.


Contreras, Leonel, Rascacielos Porteños, Comisión para la preservación del patrimonio histórico cultural de la ciudad de buenos aires, p.154. Disponible en www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/cpphc/archivos/libros/temas_15.pdf


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