miércoles, enero 02, 2008

Muera el Blog, viva el Blog




Una vez más envueltos en un pseudo debate relativo a los blogs. Que si mueren, que si sobrevivirán... ¿A qué?

La opinión de Horacio González en la revista Ñ de Clarín revela una vez más que los rituales centenarios de veta autonómica que aún practican ciertos intelectuales como el nombrado, los enceguece a la hora de afrontar discusiones reales. O habrá que preguntarse si en realidad no son tan ingenuos como parece.

Años atrás recuerdo cómo algunos de estos gestos persistían durante la cursada de un seminario en Filosofía y Letras de Puan, donde se improvisaban cruces entre la Literatura de los 90s y la política. En ese entonces, entre el corpus de libros a leer, figuraba uno del soporífero Andahazi. Leerlo era más bien la oportunidad de incorporar en el debate el problema del mercado, el famoso mercado. Fue en ese momento que aparecieron esos gestos de barricada, pequeñas mímicas relativas al intelectual autónomo (y, por supuesto, del escritor con rasgos vanguardistas) que despotricaban contra la idea de leer a Andahazi: que andahazi es el Mercado, que es un chanta, que es simplona su literatura etc., etc.. De esta forma, se reproducían los gestos que desde diversos ámbitos de la elite intelectual se profirieron contra el autor y "su estilo". Ninguna observacion en cuanto al texto, sólo había que situarse en el campo de contrincantes y ponerse al cuidado de la autonomía...

No creo estar en desacuerdo con las opiniones que escuchaba en ese momento, pero la forma de la polémica era pobre y sólo hacía felices por un instante a los que sentían que debían levantarse contra semejante atropello. El mercado en la Universidad... Lo malo es que estas actitudes sólo terminan beneficiando a aquellos circuitos e intereses que mueven el avispero cada vez que un tema se resuelve en el circo romano de cierta intelectualidad argenta. Y, por cierto, en el mismo momento en que sale la nota, asistimos al reconocimiento de su importancia por parte de la elite cultural. Una vez más, nuestros intelectuales salen a hablar cuando se los llama sobre aquello que los inquieta como actores del campo intelectual "amenazado". Entonces se visten de intelectuales a lo Zolá y su "Yo opino". Gesto que es recapturado como mímica y devuelto al terreno del mercado a la espera de las voces expertas con voz legítima.

Las opiniones del Director de la Biblioteca Nacional pueden englobarse dentro de estos gestos de barricada. Se solicita su ayuda para arribar a una polémica respecto de los blogs y su proliferaciones y mutaciones en distintos ámbitos de internet (y de la sociedad). Y la respuesta del experto es la defensa a ultranza de los valores perdidos y el rezo por la llegada del nuevo mesías postblog.

Y nos encontramos con la actitud entre rezongona y quejosa de Gonzalez (su relectura fugaz de Discépolo así lo atestigua), que despotrica contra el blog deseando su pronto deceso. La figura que se me aparece es la de una desesperación inusitada por hacer como que no pasara nada. Como si vaticinando la muerte se solucionasen las transformaciones de las cuales el blog es uno de los fénómenos mas masivos. Y mientras tanto levantar la voz del intelectual que tiene algo que decir en la pasarella de las polémicas mediáticas modernas.

Y lo que sucede es que en el fondo la opinión de González no hace sino darle forma concreta a los deseos perversos de algún sector intelectual. Lo único que busca González es darle un consuelo a su grupo cultural, donde se intenta por medio de vaticinios con espacio en gráfica (pertenecer tiene sus privilegios) dejar intocable las fronteras entre el experto y el opinólogo (González dixit). Y reivindicar de paso los grandes grupos editoriales y periodísticos con la idea clásica de la carta del lector. Mientras que por otro lado simplifica el fenómeno de los blogs de forma ridícula.

La fórmula parece ser invencible: yo te doy el espacio para la opinión polémica y vos me reinvindicás cómo institución legítima. Y cuando necesite tu opinión, te buscaré nuevamente, experto, para actualizar el ritual.

Lo de Birmajer ni merece opinión. Prefiero a Andahazi, que debe tener más onda. Y con eso digo todo...

El artículo "Cinco propuestas para el decenio que viene" de Carlos Gamerro bien podría ser una mirada más interesante hacia el fenómeno blogs y similares. Por suerte hay gente, mucha gente, con las antenas funcionando.