"Estamos acá para poner en paréntesis y analizar el sentido común", comienza la clase de presentación de la materia (ya avanzada) de la carrera de Comunicación en la UBA. "Lo que damos por descontado y sabido es ideología", prosigue el profesor durante la clase de abordaje del stalinista Louis Althusser, renombrado filósofo francés que intento rescatar al marxismo de su decadencia absoluta luego de las reacciones que generó el informe de Nikita Khrushchev en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) el 25 de febrero de 1956. En dicho Congreso quedó al descubierto el aparato de terror que se instaló en la URSS con la dictadura de Stalin. Althusser, militante comunista frances, supo que si la burocracia soviética se rendía ante el "humanismo" -es decir el reconocimiento del individuo como instancia importante en la elaboración jurídica del comunismo y teórica del marxismo frente al escenario de matanzas y terror que dejó Stalin- el comunismo como utopía posible ya no tendría futuro y el marxismo como teoría científica debería abrirse a la "ideología liberal". En este escenario, el filósofo frances intentó darle brillo, en un contexto académico francés desmemoriado y poco empático con el problema holístico que significó el informe en muchas dimensiones similar al que caracterizó el nazismo, a la teoría marxista incorporando disciplinas de moda como el psicoanlálisis lacaniano y el estructuralismo de cepa levistrausseana.
Esto lo digo yo, alumno un tanto leído y con un poco de conocimiento sobre el tema, pero sin embargo en el programa de la materia Althusser es EL teórico marxista a partir del cual se puede pensar la agenda del mundo contemporáneo. "El sentido común que nos cuenta que los vagos no trabajan porque no quieren, que nos dice que el cuentito de la decencia es el que vale", enfatiza la docente en una clase teórica donde deshilvana el pensamiento del autor francés. El movimiento, a pesar del shock teórico que significa enfrentarse al laberíntico planteo althusseriano, gradualmente se aclara entre la niebla nihilista de sus páginas. Las categorías de la filosofía idealista son ahistóricas, ideológicas, por lo tanto sin sustento teórico-científico para dar cuenta de las relaciones que las clases mantienen con sus "imaginarias" condiciones de existencia. Es más, la ideología interpela a los individuos en tanto sujetos, es decir, en tanto autonomía del pensamiento y voluntad. Toda esa perorata de la intimidad y del monólogo interior es un efecto ideológico. Pero la ideología existió siempre, y como noción "científica" que delimita espacios del sentido común, se eleva por sobre la historia como categoría siempre vigente. En este panorama, lo importante es entender qué es y qué no es ideología. Consecuencias: "nosotros los intelectuales", bah, determinados intelectuales, "establecemos cuáles son las pautas de una ideología y cuáles no lo son". Es decir, establecemos qué es conocimiento y qué relato, "sentido común". Hegel es relato, Marx conocimiento científico. A pesar del laberinto al que nos empuja Althusser, la jerarquía de valores finalmente sortea la opacidad y queda clara.
Buenos Aires, siglo XXI, Maduro en Venezuela reprimiendo salvajemente mientras la inteligencia cubana lo asesora en represión apostando a un eterno letargo del país y de sus habitantes en vistas a lograr el abastecimiento petrolero necesario para sostener al régimen en la isla mientras las finanzas del gobierno venezolano provienen del narcotráfico y de las bandas narcoterroristas, como muy bien ha apuntado Héctor Schamis. Previamente, hace ya 30 años, luego de la caída del Muro de Berlín ante la presión de las poblaciones y la fragilidad del régimen oriental alemán, cae "inesperadamente" la URSS, desatando una ola vital de independencias hasta el momento reprimidas activamente por el aparato imperialista sovietico y dejando al descubierto la precariedad y probreza en la que vivía la mayoría "liberada".
¿Alguna referencia al respecto? Nada. La caída del comunismo y el mapa de terror y represión que dejaron los socialismos reales constituyen una burbuja que, por momentos, se la esquiva forzosamente. La agenda de la materia prosigue coherentemente por la senda del pensamiento crítico como si el panorama parmaneciera inalterable y vigente. Problema cognitivo, psicológico, patológico?
"Para la revisión de la teoría marxista - especifica la docente- Althusser rescata las apreciaciones que Lenin, Stalin y Mao tuvieron a nivel político y que eran resoluciones a nivel práctico de los problemas teóricos tales como el de la dialéctica y la contradicción". Se oye una risita socarrona por atrás, aislada. Pero los estudiantes oyen en silencio. "No nos remitimos a lo que fueron los socialismos ni al problema de la sociedad que Marx quería, sólo analizamos y la teoría crítica que nos dejó para analizar y criticar al capitalismo desde su aparato conceptual y de la renovación que desarrollo, entre otros, Althusser al respecto", se responderá cuando se pregunta acerca cuál era la sociedad que Marx esbozaba muy fragmentariamente en su teoría. Pero eso sí, el neoliberalismo mata. Y no sólo eso: la crisis del marxismo, acaecida luego de que se ventilara el aparato de terror de la dictadura soviética con Stalin, es un síntoma más del proceso de neoliberalización de la sociedad (sic). De manera que incluso la caída del comunismo es un síntoma del proceso de neoliberalización. Y toda la materia es una revisión teórica del marxismo con el objetivo de hacer una crítica al neoliberalismo (al "proceso de neoliberalización contemporáneo"). Qué vuelteretas te de la vida, no es cierto? No hay discusión posible sobre estos hechos (ni siquiera sobre lo que significa el "neoliberalismo", cuando hoy en día no hay escuela teórica que se reconozca como "neoliberal") y los examenes pondrán a prueba la capacidad de los estudiantes para el analisis de este proceso de neoliberalización del mundo y del universo. No hay que ser muy agudos para percibir que la neoliberalización es la globalización, comandada por la "resaca" del esquema político liberal (la democracia). Es decir, escriban y no se olviden de que este mundo es la barbarie, o sea, tiene que ser critico en el sentido de cambiarlo (revolucionariamente, o teóricamente, que para el caso en esta cátedra es lo mismo, a pesar de que no hay especificación al respecto sobre lo que puede implicar, pero con hablar críticamente estás en el camino) no sin antes desarrollarlo en su decadencia (x más paradojas que vean a su alrededor siempre el camino lleva a Roma, digamos).
Esa es la respuesa. Pura y simple bajada de línea. Detalllista. Y hay que admitir que a través de clases donde los conceptos se diseccionan en detalle, pero al omitirse todo el desarrollo del mundo y la contextualización y puesta en cuestión de la respuesa "antihumanista" de los teóricos materialistas y su vínculo con los problema de los regímenes semi esclavistas modernos o, como se los ha definido antaño, totalitarios tales como los mencionados, asistimos a la puesta en escena de una bajada de línea no sólo sobre los problemas modernos (y de temáticas relativas a la... Comunicación!!!) sino sobre lo que significa involucrarse en la academia. Por más que parezca algo evidente, y hoy en día entiendo que no lo es, la vida universitaria debería ser lo suficientemente pluralista como para dejar que las inquietudes de los estudiantes, su aspecto lúdico, innovador y creativo en relación a las teorías e ideas que atraviesan las aulas, puedan ser tan diversas como la vida misma y lo suficientemente profundas y contemporáneas como para salirse de esquemas teóricos de museos antiguos con sus esquemas embalsamados que han contribuido decisivamente a la miseria del mundo. Si las aulas funcionan como vigilancia preventiva de lo que "es pensable" y lo que no lo es la vitalidad se nubla y la burocracia del pensamiento se torna asfixiante. De esto depende que podamos proyectarnos un futuro mirando de frente las problemáticas actuales, con sus aspectos cíclicos y novedosos, usando para eso los recursos que incorporamos para ir más allá del sentido común de manera amplia y desprejuiciada. Hoy en día ese sentido común es más dañino en la facultad que en el ahí afuera del mundo, atravesado por un sin fin de relatos, conocimientos e información que nos rodean y forman parte de nuestra vida. Si pensamos realmente que la ideología nos permite trazar esquemas diferenciales acerca de lo que es válido para el conocimiento y el autoconocimiento y lo que no lo es ingresamos en un circulo vicioso autoindulgente y sectario, donde los objetivos propuestos de antemano magicamente se transforman en finalidades de un solo paso mediante un proceso que huele mas a autoconsuelo que a conocimiento, a secta política que a inteligencia.
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