Argentina vive un momento bisagra. Desde el resultado de las PASO atravesamos un momento de transición, un paréntesis que se abre como un abanico en el que se despliega un racconto de nuestros fantasmas diversos, algunos aterradores y otros intrigantes e imprevisibles, es decir, novedosos, aunque no dejan de ser inciertos. En definitiva, salimos del mar en el que siempre nadamos como podemos y miramos la marea en su esplendor, sabemos que por allí no hacemos pie y esta rocoso y la corriente arrastra a veces forzozamente y que se trata de un lugar peligroso en el que los accidentes se repiten. Y que por allá haces pie pero estas en el mismo lugar y para colmo las olas todas rompen en ese lugar exacto que te empieza a molestar con el peligro de que se hagan cada vez más grandes y te golpeen generandote malestar, y nada te asegura que la marea no crezca...
El gobierno de Cambiemos tiene su responsabilidad en el escenario, indudablemente. La gestión económica si bien puede dar cuenta de algunos números que hablan de una mejora en el gasto, que se traduce en un superavit comercial y en una situación económica consolidada para la mayoría de las provincias, este escenario se hizo a través también de un ajuste feroz que trajo (hasta el 11 de agosto, y este detalle es fundamental) una baja gradual de la inflación pero no según lo esperado, al menos en términos políticos (donde estas cosas son fundamentales) desde la corrida cambiaria del 2018 que tuvo como complemento una devaluación enorme y elevada inflación. Y la sociedad se lo ha hecho saber con el voto.
Este escenario descripto es propio de aquellos países cuyos ciudadanos tienen el poder a través del voto para cambiar políticas y políticos si las circunstancias y el escenario generan malestar. Nada que no veamos en otros países democráticos donde el voto tiene valor y la ciudadanía hace valer su soberanía cambiando el escenario
Pero el problema en Argentina es diferente. Y esta diferencia es SUSTANCIAL.
Y es sustancial porque parte primordial de la crisis que atravesamos consiste en cómo gestionar la debacle económica y social que dejó el kirchnerismo en el 2015. Es decir que, para empezar, la gestión de Cambiemos se orientó principalmente para transitar esta debacle (inflacionaria, en el déficit, de infraestructura, de gasto sideral en ascenso, con organismos esenciales del Estado literalmente destruidos como el INDEC y en el saqueo planificado y generalizado ya probado entre otras cosas fundamentales que no puedo mencionar porque quiero hacer el texto y no dicho listado) que legó principalmente del kirchnerismo pero que se remonta, en el caso de la deuda externa, a los últimos 30 años. En síntesis, el gobierno actual heredó un problemón que no generó.
Y recordemos que en el 2001 y el 2014 argentina declaró dos defaults sobre su deuda, lo que significó decirles a los bonistas y/o organismos que poseen los papeles de la misma "lo siento, pero la plata que pedimos no la vamos a pagar, sigan esperando". Para justificar esta violacion del contrato (hacia adentro, es decir, interpelandonos a nosotros, ciudadanos, no a los bonistas claro está) se acude generalmente a la idea de "deuda espúria", "fuga de capitales", "ladrones de guante blanco" y demás mitologías que tienen el único objetivo de preparar el terreno político para "volcar el carro".
¿Resultados? Pagos multimillonarios por deudas impagas ante bonistas, desembolsos por el valor total de dos petroleras para bancar la nacionalizacion de YPF (ante juicios de accionistas minoritarios y del Grupo Petersen, entre otros, sospechado vale aclararlo de testaferros de figuras del kirchnerismo), pagos estrafalarios al Club de París (acreedores europeos de deuda argentina) ante la necesidad de volver a los "endemoniados" mercados (otra proeza de Kicillof) y aún hoy el Estado argentino continúa litigando por los inclumplimientos de su deuda.... Porque, en definitiva, ¿qué es El FMI? es un banco que te presta plata con determinadas condiciones, que en el caso del préstamo acordado con Argentina fue a tasas inéditas del 4%, y para que estas condiciones se cumplan te auditan las cuentas y ponen metas de reducción de déficit (es decir, observan si la plata que prestan se usa para pagar la deuda o no).
Esta constante mitología mencionada más arriba ha servido muchas veces para relatarnos a nosotros mismos los hechos desde una autocomplaciencia destructiva. Nuestro país sigue fracaso tras fracaso debido a que los ladrones nos acosan y nos imponen su robo como algo legal, el famoso cuento del tío... Asoma como un ciclo pendular que se asemeja al de un eterno retorno, pero cuya figura verídica es la de una caída barranca abajo. Basta sólo mirar a Chile hoy para entender nuestra eterna determinación para volver al ciclo de la caída (me veo en la necesidad de aclarar lo que considero que sucede en Chile: el país atraviesa una crisis de crecimiento, es decir, una crisis que emerge porque existe un "desfasaje" entre la movilidad social que se registró en el país en los últimos 20 años y que se expresa en una nueva clase media que pugna por acceder a servicios tales como la Educación y que ante mesetas en el crecimiento es la que más sufre, y el país aún existente, donde los servicios son caros y llegar a fin de mes se hace muy difícil. Las manifestaciones que se sucedieron alrededor del país expresan dicho fenómeno. Por lo demás, la violencia y los disturbios obedecen, en la mayoría de los casos, a fenómenos de otra naturaleza donde el gobierno deberá aclarar los sucesos).
Esta constante mitología mencionada más arriba ha servido muchas veces para relatarnos a nosotros mismos los hechos desde una autocomplaciencia destructiva. Nuestro país sigue fracaso tras fracaso debido a que los ladrones nos acosan y nos imponen su robo como algo legal, el famoso cuento del tío... Asoma como un ciclo pendular que se asemeja al de un eterno retorno, pero cuya figura verídica es la de una caída barranca abajo. Basta sólo mirar a Chile hoy para entender nuestra eterna determinación para volver al ciclo de la caída (me veo en la necesidad de aclarar lo que considero que sucede en Chile: el país atraviesa una crisis de crecimiento, es decir, una crisis que emerge porque existe un "desfasaje" entre la movilidad social que se registró en el país en los últimos 20 años y que se expresa en una nueva clase media que pugna por acceder a servicios tales como la Educación y que ante mesetas en el crecimiento es la que más sufre, y el país aún existente, donde los servicios son caros y llegar a fin de mes se hace muy difícil. Las manifestaciones que se sucedieron alrededor del país expresan dicho fenómeno. Por lo demás, la violencia y los disturbios obedecen, en la mayoría de los casos, a fenómenos de otra naturaleza donde el gobierno deberá aclarar los sucesos).
Y qué tiene de novedoso la posibilidad de la nueva caída? Primero, que los que se presentan como los salvadores del "bolsillo" ciudadano (¿quién confía cuando en la calle alguien te ofrece plata fácil?) son los generadores de esta crisis. Es una crisis económica pero también de valores. La vemos en estos días con la entronización del narcomenudeo y el narcotráfico como alternativas disponibles para los pobres, en la consolidación de una asociación ilícita inédita en la historia argentina y con cáscara partidaria convertida en favorita para las próximas elecciones...Estos "salvadores" nos legaron resultados que este gobierno tuvo que administrar, no con la mejor mano claro está, pero sí tuvo que atravesarlo en medio de estas mentiras propagadas bajo la cáscara de un supuesto periodismo solventado con la plata de evasión fiscal al Estado, es decir, a nosotros. Vaya postal. Y segundo, que la facción política favorita que salió de las PASO para ganar las elecciones de octubre nos está avisando que reformará la Constitución con el objetivo de eternizarse, que impondrá una libreta alimenaria y tarifaria (¿al estilo cubano o venezolano?), que harán una CONADEP de los periodistas independientes que no sigan el guion oficial, que elevaran los impuestos a los bienes personales para sacar la plata que los mercados no les darán, es decir, de nuestro bolsillo, que formularan una "reforma agraria" para repartirse las tierras entre sus socios y de paso someter a aquellos productores rebeldes con las políticas confiscatorias por venir, que dejaran de abogar por una democracia ante el mayor atropello autoritario del que se tenga memoria a los derechos de un pueblo en latinoamerica como es el caso de Venezuela, que avisan -consecuentemente con lo anterior- que nuestra democracia requiere de otro modelo ya no republicano basado en la división de poderes sino en una "democracia popular".
Para dejarlo más claro: son "salvadores" cuyo programa de gobierno no apunta a un crecimiento económico sino a la consolidación de una impunidad basada en la eternización en el poder.
Para dejarlo más claro: son "salvadores" cuyo programa de gobierno no apunta a un crecimiento económico sino a la consolidación de una impunidad basada en la eternización en el poder.
En síntesis, en este escenario bisagra, Macri representa el mal menor. O mejor dicho, la posiblidad de seguir discutiendo y reformulando las prioridades del país a través de la discusión pública que es la base del poder fundamental que nos da un sistema democratico y republicano. En el mismo sentido, nos permitirá atravesar la sequía económica actual mirando al futuro y diversificando la agenda pública sobre el país que queremos y qué medidas son las adecuadas para salir del pozo y crecer en el marco de un debate plural donde todos puedan aportar. Hay bases más que esperanzadoras para que con trabajo y esfuerzo -que será necesario sin dudas- volvamos a ser un país fuerte y conectado tanto económicamente como culturalmente con las democracias más avanadas del mundo. Ahí está Vaca Muerta, la infraestructura de caminos y rutas y autopistas y trenes y aeropuertos y gasoductos y de conectividad digital. Tenemos el mercado de las aerolíneas low cost (que una jueza k quiere voltear junto con los trabajos y la conectividad que brinda para las familias y los trabajadores de todo el país) y que Alberto Fernandez ya aviso que eliminará del mapa a favor de los Moyano y de los gremios de Aerolíneas Argentinas. Ahí están los recientes acuerdos con el EFTA y el acuerdo Mercosur-UE, que si bien resultan abstractos para las personas de carne y hueso son de un interés fundamental para lograr el crecimiento del país productivo y competitivo que todos queremos.
Los momentos bisagra requieren de comprensión y de sabiduría para atravesar el escenario. No existen ya para nosotros más atajos o cuentos del tío que nos acompañen en la desdicha, que nos enajenen sin costos importantes de nuestras responsabilidades como ciudadanos. Ojalá tengamos esto en cuenta.
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